miércoles, 25 de abril de 2012

Té negro.

Para qué voy a mentir, a todos nos acabarán olvidando, y para eso no hace falta morir. Lo gracioso es que solo me aplico esa teoría existencialista humana cuando tengo el té tan caliente que arde en los labios. Sí, yo también este pesimismo cada día lo aguanto menos. Pero si se me permite, ultimamente se me repite ese sentimiento de resetear mi historial de vida. Y lo triste de todo es que a estas alturas del mundo, con fundir los plomos y apagar el móvil basta. Y sí, el olvido y perder la memoria es mi mayor miedo, pero a veces quisiera que nadie intentara recordarme ni quién soy ni qué debería hacer.

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